LA GENTE DE HUANCAYO
PERSONASJES OFICIOS TRADICIONALES
DE HUANCAYO
DE HUANCAYO
LOS OFICIOS TRADICIONEALES DE HUANCAYO
EL AFILADOR DE CHUCHILLOS:
Resultado de imagen para afilador de Huancayo
Paso lento, cansado pero lleno de esperanza, empujando su carrito camina el "llana", Joaquín Quispealaya ex obrero municipal, 70 años de los cuales 20 recorriendo palmo a palmo las callecitas polvorosas de Huancayo.
EL CARRETILLERO:
Clara herencia del duro trabajo físico impuesto durante la colonia , que ha obligado al hombre andino a inflamar su natural carácter recio y terco para soportar el esfuerzo físico, la mala alimentación y las recargadas horas de trabajo.
El carretillero es aún un modelo de exportación del hombre máquina.
En los principales mercados andinos sin su precioso con tributo físico a veces muy mal pagado, las toneladas de mercadería que se mueven cada hora serían imposibles de mover.
Sólo ellos lo hacen con tal maestría , atando aquí, anudando allá, con el antiguo modelo de carreta a dos asas, este personaje muy Wanka está siendo reemplazado por el triciclo mestizo a tres ruedas o el taxista de plaza.
La Vendedora de caldos:
Resultado de imagen para caldos de Huancayo
son las 5 de la mañana y amanece en el valle.
Los taxistas adormentados como gallinas en sus bufandas de mil vueltas empiezan a agitarse al arribo de los primeros buses interprovinciales en busca de pasajero.
Un filo de aire frio atraviesa el cuerpo anunciando la llegada del sol los cantos de chihuaco hacen eco por todos lados.
A esa hora se les ve llegar, con sus interminables faldas.
Sus caras cuarteadas del frio y sus humeantes ollas llenas de ricos potajes.
Los primeros clientes se acercan tímidos, "siéntate nomas caserito, que cosa te vas a servir , hay caldito de cabeza,
patasca, caldo de pollo caldito de cordero, con su yerbita te voy dar joven" mientras mueve su olla con un gigantesco cucharon de metal que se ahoga entre el vapor, humeante caldo que hace antojar a cualquiera.
Sentada al centro de una semi circunferencia de noctámbulos, choferes y pasajeros recién llegados, del caldo se anima con el humor de la vendedora que esta dispuesta a mostrar su chispa contestando cada comentario de los comensales "tolemón joven le echarás, yapa no quieres?" alarga el cucharón mientras por debajo de las mil faldas se estira una manito de niño pasándome los cubiertos.
En todas las ferias, en todos los mercados y fiestas patronales , la vendedora con sus manos gruesas, su sonrisa contagiarte, sus inmensos pechos y sus sabores recrean en cada esquina el rito de la madre indígena.
El Cargador:
A todos lo huancaínos cuando se les habla de fuerza, se les viene en mente el zapateo del Huaylas antiguo.
Quizás la segunda imagen que viene en mente es la de ese hombrecito diminuto, normalmente con un aspecto de vejez prematura, haciendo caminar en medio de la muchedumbre y el bullicio medio toro apenas descargado del camión del Camal Municipal, abriéndose paso con voz aguardentosa, autoritaria y modulada por la bola de coca entre los dientes, ese grito: "permessso, permesso toro" que todos sabemos reconocer.
Nada menos que de 80 a 120 kilos de carne de vacuno o 50 si se trata de papas o harina, estos verdaderos "tarzanes de puna ", hombres de acero que no le tienen miedo a nada ni a nadie, ganan solo para su caldo y su cuartito de caña .
Reunidos a la salida de los mercados, se les encuentra todavía de buen ánimo y con ganas de soltarse una carcajada .
Casi siempre solterones, con pocas horas dormidas y muchas por trabajar, constituyen uno de los modelos de fuerza y voluntad de nuestra región.